Científicos demuestran que el alma sí existe
El alma nunca muere sino que vuelve al universo.
La consciencia es el conocimiento inmediato que tenemos de nosotros mismos, de nuestros actos y reflexiones, también brinda a los seres humanos la capacidad de verse y reconocerse a sí mismos y de juzgar sobre esa visión y reconocimiento.
Su naturaleza es todo un misterio, por eso desde la parte científica como espiritual han tratado de explicarla.
Una de las primeras investigaciones fueron resultado de Francis Crick, el mismo físico metido a biólogo que ganó el Premio Nobel en 1962 por describir, junto con James Watson, la estructura tridimensional de doble hélice del ADN.
Dedicó más de 50 años a buscar lo que entendemos como alma y que algunos llaman conciencia, en un laboratorio construido especialmente para él frente al mar, el Salk Institute.
Este científico define al cerebro como una caja negra, es decir, un objeto cuya estructura interna es desconocida y hasta irrelevante, y que solo estudiando las neuronas y las distintas interacciones, podrían construir modelos análogos a lo que explica la herencia en los términos de ADN.
Basados en esto, el médico estadounidense, el Dr. Stuart Hamerroff, profesor emérito en el Departamento de Anestesiología y Psicología y director de los estudios de conciencia de la Universidad de Arizona, y el físico británico Sir. Roger Penrose, dicen que han probado la existencia del alma.
Los científicos desarrollaron una teoría cuántica de la conciencia con la que llevan trabajando desde 1996. En esta, se establece que las almas se encuentran contenidas dentro de estructuras llamadas microtúbulos, dentro de nuestras células cerebrales.
La idea nace debido al concepto de que el cerebro es una computadora biológica, con 100 billones de neuronas, cuyas conexiones sinápticas actúan como redes de información.
Los investigadores argumentan que nuestras experiencias de conciencia son el resultado de los efectos de gravedad cuántica en los microtúbulos, un proceso denominado reducción objetiva orquestada (Orch.OR).
En una experiencia cercana a la muerte, los microtúbulos pierden su estado cuántico, sin embargo la información dentro de ellos no se destruye, lo que explican en el lenguaje común como, “el alma no muere sino que regresa al universo”.
La teoría la explica el Dr. Hameroff ampliamente y con mayor claridad en el documental “Through the wormhole” narrado por Morgan Freeman, (A través del agujero de gusano), el cual fue emitido por el canal Science en los Estados Unidos.
En la explicación del Dr.Hameroff:
“Digamos que el corazón deja de latir, la sangre deja de fluir, los microtúbulos pierden su estado cuántico.
La información cuántica en los microtúbulos no se destruye, no puede ser destruida; simplemente se distribuye y se disipa por el universo”.
Y aclara, “Si el paciente es resucitado, esta información cuántica puede volver a los microtúbulos y el paciente dice “Tuve una experiencia cercana a la muerte”.
También añade que si el paciente muere, “sería posible que esta información cuántica exista fuera del cuerpo indefinidamente, como un alma”, lo que se podría denominar de forma sencilla como que el alma no muere y existe para siempre.
El Dr. Hameroff cree que las nuevas ideas sobre el papel de la física cuántica en los procesos biológicos como la navegación en pájaros, ayudan a confirmar la teoría.