APARICIONES DESPUÉS DE LA MUERTE
Las apariciones son frecuentes, suelen ser breves en el tiempo, y a menudo equivalen a poco más que una mirada prolongada antes de que la visión desaparezca.
Existen incontables informaciones al respecto. Casos en que, el ser fallecido contacta con personas con las que no tiene ningún tipo de conexión, ni vínculo
emocional, y presumiblemente esta persona no tenga ninguna ilusión, ni deseo en particular de encontrarse con este ser fallecido. Otros muchos en que, el difunto aparece ante varias personas a la vez, siendo todos testigos de su presencia, observándolo desde diferentes ángulos, como si la aparición fuera tridimensional; pero quizás, una de las pruebas más sólidas y consistentes de que las apariciones no son meras alucinaciones inducidas por el dolor de la pérdida, o la ilusión, es el hecho de que las personas a menudo ven una aparición incluso antes de ser informadas de la muerte de la persona involucrada, hecho que sin duda es, en sí mismo, una gran evidencia de la realidad de estas experiencias.
Y aunque tenemos que considerar la posibilidad de una alucinación colectiva, esta explicación parece particularmente improbable en los casos en que una aparición es percibida por varias personas que se encuentran en diferentes lugares y sin saber que en ese mismo instante, también otros lo han presenciado.
Y según todo lo referido, no sólo las apariciones demuestran que, durante nuestra vida, tenemos un grado de conciencia que no se limita a la ubicación física de nuestro cuerpo, sino que también, apoyan la opinión de que, las apariciones de los que han muerto y que se presentan con las mismas características físicas, son expresiones de esa misma conciencia.
«Nacho Blasco»