EL DESPERTAR
Nacho Blasco el despertar
Hay muchas personas que, en un determinado momento de su vida, sienten lo que hoy se llama el «despertar espiritual» o el «despertar de la conciencia» que, como su palabra indica, es, despertar de un sueño, abrir los ojos a la realidad, empezar a ser consciente de uno mismo y del mundo que le rodea, y lo más importante, reconocer su esencia, más allá de la experiencia humana.
Para mí, significa pasar de un estado de conciencia a otro, pasar de un estado más dormido a otro más despierto, más intenso y expansivo, como si los filtros que limitan la conciencia humana normal desaparecieran, obteniendo como resultado, una verdadera expansión de la conciencia que somos.
Este despertar consciente, puede aparecer tras un acontecimiento de intenso dolor y sufrimiento, como la pérdida de un ser querido, o una enfermedad grave, pero también puede aparecer con la sabiduría de la edad, tras un análisis de la conciencia que ahonde en lo profundo del ser, o incluso con la lectura de un libro significativo, o una conversación trascendente.
Para una mente despierta, cualquier motivo puede abrir la puerta a un despertar consciente e iniciar un proceso de transformación apasionante y enriquecedor, aumentando poco a poco el interés no sólo por la vida conocida, sino también por la vida menos conocida que existe después de la muerte, formando parte de un despertar profundo y trascendente, que lleva parejo sucesivas expansiones de conciencia, que nos ayuda a darnos cuenta del enorme potencial y riqueza de nuestro propio ser, donde las percepciones se amplifican, la visión se clarifica, volviéndonos más sensibles a la belleza y maravillas que la vida nos ofrece, del mundo y de nosotros mismos, sintiendo todo más vivo y hermoso.
Además, nuestra conciencia se intensifica en términos de conexión con los demás y con el mundo en general. Nos volvemos más empáticos y compasivos con otras personas, con otros seres vivos y con todo el mundo natural, pudiendo acontecer cambios muy significativos en nuestra vida cotidiana, con los vínculos familiares, las amistades, actividades e intereses. En definitiva, se inicia un nuevo comienzo en nuestra experiencia de vida presente, viendo, percibiendo y viviendo la vida de forma diferente y especial.
También la conciencia se intensifica en un sentido más conceptual, brindándonos una visión más amplia y global, una visión del mundo que, puede ser reveladora de aspectos que estaban ocultos, poniendo especial énfasis en cómo nuestra conciencia se refuerza interiormente, en el sentido de darnos cuenta de una mayor profundidad y riqueza dentro de nuestro propio ser.
Para mí, este despertar es especialmente significativo en relación con la vida después de la muerte, y ha supuesto en mi persona, la máxima comprensión de la vida.
“Nacho Blasco”